Porque hay besos que no se olvidanasí toda una vida pase,y a mí no se me va,ni de la memoria ni de la sangre.Aquel que tú y yo nos dimosal amparo de las sombrasde un crepúsculo salvaje.Que con la tinta de su fuego tatuó para siempre en mi corazónla agridulce locura de amarte.Y ni el tiempo, que todo lo lima,ni la distancia, la ausencia o el esperarte,consiguen extraer de mi memoriaaquella muestra de pasión exaltadade reminiscencias inolvidables.

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