miércoles, 21 de noviembre de 2007

Y que...

¡Y qué...!, si te sientes emocionalmente estafada.Eleva los ojos, descarados, al frente, y oculta el dolor que se ha desatado en la dulzura de tu mirada.
A nadie ha de importar la hondura de tu herida, ni el negro pozo que se formó en tu alma. Despliega al aire tu sonrisa, que ni el sol, con toda su luz, adivine que es falsa.
Camina a paso firme y con brío, que no se aperciba el duelo en tu estampa. Y pon a trabajar a la mente, dile que elabore el antídoto que devuelva la salud a la esperanza, para que torne a creer en nuevas promesas que, a buen seguro, te harán porque la vida es ancha.
Y así alivies el destrozo, que la desilusión, en el corazón que ama, causa. Y pronuncia para tus adentros una porfiada plegaria, para que éste sea el último acero que te clavan por la espalda.

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